Nada sabíamos de Aran Aznar desde el pasado mes de diciembre. Alejada completamente del foco mediático y de los realities que la encumbraron a la fama, la sobrina del expresidente del Gobierno, José María Aznar, rompía entonces su silencio en la revista Semana para revelar el drama que estaba viviendo: desahuciada de su vivienda, sin ingresos y víctima de violencia de género, la mujer residía en la casa de su madre mientras una de sus hijas se alojaba en un garaje que le había prestado una amiga.
Cuatro meses después, Aran reaparece y concede una desgarradora entrevista a las cámaras de Europa Press en la que, a pesar del delicado momento que está viviendo no tira la toalla y desvela que no está contando con ningún tipo de ayuda de su famoso tío -en una buena posición económica- aunque, como aclara, José María Aznar tampoco está obligado a nada.
CHANCE: ¿Cómo te encuentras? ¿Sigues viviendo en la casa de tus padres? ARAN: Sí, sigo aquí. En febrero del año pasado fue cuando tuve las operaciones de la paliza que me dio mi expareja y ya me vine para acá después del quirófano. Y llevo aquí un año. Aquíestoy con los niños y el peque.
CH: ¿Ya recuperada de esa terrible paliza de tu ex, Aran? ARAN: Sí, más recuperada. A ver, las cicatrices están porque lógicamente tengo placas y tornillos. Hice las rehabilitaciones y todo, pero lo que más cuesta es el tema psicológico. Con los servicios sociales, que son encantadores, ellos tienen psicólogos y me han estado ayudando mucho. Ya he empezado a hacer un poquito de vida social, voy saliendo.
CH: ¿Han quedado muchas secuelas? Ya no solo en lo físico, que han sido duras las secuelas.
ARAN: He engordado bastante porque lógicamente ha habido mucho reposo y tal y luego la depresión, que eso* sabes. Lo que más cuesta es volver a confiar o el fiarte de la gente. Yo ahora mismo estoy trabajando en eso, en volver* yo, por ejemplo, un hombre, ahora mismo, ni que se me acerque.
CH: Como madre, ¿cómo se gestiona esto en el yo interno de una persona? ARAN: Hombre, yo me he sentido muy, muy culpable. Pero otro trabajo que estoy haciendo es perdonarme, perdonar todo lo que he permitido que me hagan poniendo a esa persona por delante de mis hijos y de mi madre, porque podía estar muerta y me tendrían que haber enterrado ellos antes de tiempo. Eso es lo peor, pero supongo que se sale. Amor no quiero ya en mi vida, parejas. Ya soy mayor, ya he tenido muchos. Mi objetivo son mi madre y mis hijos, que es lo que me queda. Trabajar y sacarles adelante o ayudarles pero el decirme a mí misma* es verdad que estás en una situación que es un maltrato que, sobre todo, psicológicamente, tú no eres nadie. Eso es lo que yo me tengo que perdonar porque es muy difícil.
CH: El desahucio, no sé cómo va esa situación, si has podido paralizarlo.
ARAN: Aquello fue* yo no tenía ninguna orden de desahucio. Debía alquiler porque con el COVID me quedé sin trabajo y la pensión que yo cobraba era por víctima de maltrato de género, que es muy poquita y era el alquiler más que eso. Yo no tenía orden de desahucio, yo soy persona vulnerable. Entonces, lo que hizo el casero fue contratar a los de Desocupa. Al final nos tuvimos que ir por medios que no son legales. Rompieron la puerta, hacían guardia, pero* tuvimos que dejar la casa. No voy a tocar más ese tema porque es gente que tampoco quiero volver a tener cerca ni lejos ni en ningún lado. Dejamos el piso lo más pacíficamente posible. Yo llegué a hablar con el dueño, con el jefe y nos dejaron un tiempo para vaciar la casa, les dimos las llaves y tal pero bueno. Yo no tenía una orden judicial para dejar esa casa. Ya está, pero bueno. Estamos con mamá, que todo está bien.
CH: A día de hoy, Aran, búsqueda de trabajo, muy difícil. Quieres solicitar ese trabajo.
ARAN: Siempre lo pido, es que yo trabajé muchos años en la noche pero yo ya no estoy* es verdad que siempre, a partir de los cuarenta, cuesta muchísimo encontrar trabajo. Tengo un currículum enorme, he estudiado, he trabajado, he tenido empresas, sé hacer cualquier cosa, hablo idiomas pero* es que ni en un supermercado de limpieza. Me rechazan por la edad, no sé. Así es. Me está costando, me está costando mucho encontrar trabajo.
CH: ¿Estás en la ruina o algo queda todavía? ARAN: En la ruina no, algo queda. Yo la esperanza no la pierdo, seguiré buscando, luchando y a mis contactos pasándole currículo, los que yo piense que pueden conocer. Hay gente que me ha ofrecido cosas, pero sin coche no podía hacerlas* yo voy a salir adelante.
CH: Para que digan que luego un apellido importante abre puertas. En tu caso no. ¿En ningún momento tu tío se ha apiadado de esta situación? ARAN: Él no se tiene que apiadar de nada, él tiene su vida. Tengo más tíos y no les pido ayuda, yo me tengo que sacar mi vida, no tiene la obligación. No es que le justifique, es que no necesito* no tiene él que encargarse de mi con 48 años que tengo.
CH: Te gustaría tener una relación más fluida.
ARAN: Me da igual, yo tengo mi vida que son mis hijos y mi madre, ya está. Hablo con la hermana de mi madre y mi otra tía* te vas acostumbrando.
CH: ¿Os pregunta cómo estáis o tampoco? ARAN: No, la última vez que le vi fue en el funeral de mi padre, fue justo eso hace dos años y ya está, el Covid porque era Covid y ya está.
Fuente: (EUROPA PRESS)